La cereza laurel portuguesa (Prunus lusitanica) proviene originalmente de Portugal, como su nombre indica. El arbusto o árbol, de hasta seis metros de altura, también se puede encontrar en otras regiones mediterráneas como Canarias, España, el sur de Francia o Marruecos. En nuestras latitudes, sin embargo, rara vez se encuentra este arbusto bastante resistente a las heladas, y por una buena razón.

A diferencia del laurel real, el laurel portugués es altamente tóxico

Las hojas y los frutos contienen compuestos de ácido cianhídrico.

Al igual que con otras plantas de laurel cerezo, tanto las hojas como las semillas del laurel portugués contienen un glucósido cianogénico con la sustancia prunasina. Prunasin contiene ácido cianhídrico altamente tóxico que, cuando se combina con agua y ciertas enzimas, se libera en el tracto digestivo y puede tener efectos mortales. Aunque la pulpa de las bayas de color rojo oscuro que maduran en septiembre no es tóxica, las semillas que contienen son aún más peligrosas.

consejos

La Unión Alemana para la Conservación de la Naturaleza (NABU) advierte contra la plantación de laurel cerezo en jardines domésticos. Incluso se denomina a la planta como una "plaga ecológica" porque no puede servir como fuente de alimento ni para las aves ni para los insectos -los animales no suelen saber qué hacer con el neófito- y además se propaga muy rápidamente y desplaza a las especies autóctonas.

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