Los perros no son carnívoros puros. Para una dieta saludable rica en fibra, sus comidas diarias deben consistir en alrededor de un 30 por ciento de frutas y verduras. Aquí es donde entra en juego la calabaza. Además de las batatas y las zanahorias, a los perros les encanta la pulpa de calabaza.

Como acompañamiento de la carne en puré fino, la calabaza proporciona a su amigo de cuatro patas una porción adicional de valioso betacaroteno. No solo tiene un gran sabor, sino que también fortalece la vista. Las semillas de calabaza molidas también fortalecen la resistencia de los perros a la debilidad de la vejiga y sirven como profilaxis eficaz contra las lombrices.

Algunas calabazas ornamentales, por otro lado, son tan incomibles para los perros como para los humanos. La curcubatina que contiene desencadena graves problemas estomacales e intestinales. Afortunadamente, la pulpa sabe tan extremadamente amarga que ningún perro la tocará.

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