El mildiú polvoroso, una enfermedad causada por un pseudohongo, ahora está muy extendida en casi toda Europa. Entre otras cosas, anida en las vides de la uva. Económicamente, esto tiene graves consecuencias, pero ¿qué pasa con la salud humana? ¿Todavía es posible comer fruta de una planta afectada por oídio? Descúbrelo aquí.

El oídio también puede afectar a las uvas

Reconocer el mildiú polvoroso en las uvas

Puede reconocer una infestación de mildiú polvoroso por las manchas blancas en la parte superior de la hoja (mildiú polvoroso) o en la parte inferior de la hoja (mildiu velloso), que se vuelven marrones o grises con el tiempo. Las vides también amarillean y se tuercen. Por lo tanto, los síntomas son bastante fáciles de identificar en las hojas, pero ¿cómo saber si los frutos también se ven afectados?

  • la cáscara se endurece
  • los frutos se abren de golpe (rotura de semillas)
  • manchas oscuras ocasionales en la fruta

Diferentes tipos de oídio

Uno distingue no solo lo real del falso mildiu polvoriento. Hay diferentes tipos de plagas que se especializan en una planta. Por ejemplo, un hongo de la uva solo ataca a las vides y no a las plantas de tomate. Mientras que el mildiú polvoroso puede ser tóxico en algunas hojas, el hongo de la uva es relativamente inofensivo. Los enólogos también elaboran su vino a partir de uvas enfermas.

Reacciones alérgicas posibles

Sin embargo, las reacciones alérgicas son posibles cuando se consumen, que se expresan en los siguientes síntomas:

  • dolor de barriga
  • problemas digestivos
  • respiración dificultosa
  • erupción cutanea

Consecuencias negativas del oidio en las uvas

Aunque el mildiú polvoroso no es venenoso, la infestación de una bodega tiene consecuencias indirectas para la salud. Dado que el oídio también es muy común en Alemania, muchos viticultores estarían en bancarrota si destruyeran su cosecha si se encontrara el hongo. Afortunadamente, el vino elaborado con uvas afectadas todavía se puede beber, aunque con una pérdida significativa de sabor. Sin embargo, la rápida propagación está obligando a más y más agricultores a usar pesticidas, lo que a su vez puede causar problemas físicos en los consumidores.

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